EUTANASIA: Una decisión difícil

Muchos nos hemos enfrentado a la recomendación por parte de nuestros veterinario de realizar un procedimiento para ayudar a alguna de nuestras mascotas a morir. La sola idea de un procedimiento semejante nos plantea muchas interrogantes.

¿En que consiste la eutanasia?

El procedimiento consta de la administración por vía endovenosa de medicamentos anestésicos, los cuales van produciendo un estado desde sedación hasta una anestesia profunda la cual va disminuyendo de forma gradual la frecuencia cardiaca y respiratoria, sin que el paciente sienta dolor o angustia por el procedimiento en sí. El cese de la actividad cardiaca, marca el punto en que nuestra mascota fallece. Este procedimiento no produce ningún estrés ni dolor al paciente. Su nombre proviene del griego “euthanasia” que significa “buen morir”.

¿Cuándo se recomienda la eutanasia?

La eutanasia se recomienda cuando nuestro paciente ya no tiene posibilidades terapeuticas que permitan mantenerlo en un estatus de bienestar. Es decir, cuando no existe ningún tratamiento que pueda mejorarlo o mantenerlo en una condición libre de dolor o sufrimiento. La eutanasia no supone un fracaso de la ciencia veterinaria, sino más bien forma parte del saber prudente de retirarse a tiempo para evitar un mayor sufrimiento del paciente, cuando sabemos que no hay una alternativa terapéutica que garantice una adecuada calidad de vida.

La eutanasia logra el objetivo de garantizar el bienestar animal hasta y en el final, al saber acompañar y provocar una muerte digna. Aun así es un momento amargo ya que supone una pérdida y un duelo: perdemos a un individuo, a un paciente, y eso nos duele.

Para comprender cuando es el momento adecuado para considerar este procedimiento, es importante entender que como dueños de nuestra mascota, muchas veces, debido a que el malestar y el decaimiento es gradual, no podemos notar su aumento como lo hacen personas que no están diariamente con nosotros y por esto es importante saber respondernos preguntas que nos hagan ser objetivos:

  • ¿Podrá nuestra mascota mantener una calidad de vida aceptable?
  • ¿Existe algún hogar con deseos de adoptar al paciente una vez recuperado, a pesar de las discapacidades y tratamientos posteriores? (poniéndose en el caso de que esto no pudiera llevarse a cabo en el hogar original del paciente)
  • ¿Existen posibilidades reales (económicas, físicas y técnicas) de suministrar tratamientos, albergue, alimentos y cubrir otras necesidades que le pueden aportar un bienestar físico y psíquico?
  • ¿El animal es inofensivo para el resto de la familia u otros animales?

 

Como veterinarios buscamos siempre el bienestar de los animales y la sugerencia de eutanasia siempre es, considerando que las posibilidades de recuperación son escasas y probablemente sin evitar el sufrimiento del paciente.

La disposición final del cuerpo de nuestra mascota es una decisión familiar, existen dos modalidades principales, una es darle una sepultura en un lugar apropiado (en nuestra propia casa o en un cementerio de mascotas) y la otra opción es la cremación, servicio externo a las veterinarias, donde se puede elegir la opción del retorno en ánfora de las cenizas.